sábado, 30 de abril de 2011

Domingo de La Divina Misericordia.

Los mensajes y testimonios que se han publicado en este blog corresponden a una experiencia significativa de la misericordia divina. Desde el día de mi ordenación sacerdotal consagré mi ministerio a Cristo Divina Misericordia y lo encomendé a su Sierva Santa Faustina para que todo mi ser responda a la benevolencia con que el Señor me ha tratado, pues a pesar de mis dificultades y pecados me ha considerado digno de Él.


El ministerio Sacerdotal encuentra en el Papa Juan Pablo II, mañana BEATO, un ejemplo claro de entrega, servicio y santidad. Todos los sacerdotes podemos identifican en el Papa la manera más clara de vivir nuestros sacerdocio.


Muchos han sido los pecados y errores de muchos sacerdotes, por ellos pedimos perdón al mundo y, en especial, a las víctimas, PERO no podemos desconocer que son más los sacerdotes que están trabajando silenciosamente en sus comunidades o en aquellos lugares donde el Señor los ha querido ubicar.


La Iglesia Católica cuenta con muchos sacerdotes buenos que buscan en su ministerio la santidad, es por ello que en esta ocasión: Celebración del Domingo de la Divina Misericordia y Beatificación del Papa Juan Pablo II, invito a todos los fieles católicos y no católicos de buena voluntad, que eleven una oración a Dios para que nos siga bendiciendo con sacerdotes como Juan Pablo II. Nuestra oración será de mucha utilidad.


Espero que rueguen también a Dios por mí, para que en el momento de la tentación pueda reafirmar mi compromiso con Dios y con su Iglesia.


Un abrazo.


Padre Diego León Ruiz Franco.


Santa Faustina, Beato Juan Pablo II, rogad por nosotros.

jueves, 28 de abril de 2011

CUASI BEATO JUAN PABLO II (El proóximo Domingo será BEATO)

Juan Pablo II (latín: Ioannes Paulus PP. II), Karol Józef Wojtyła [ˈkaɾɔl ˈjuzɛf vɔiˈtɨwa] (n. Wadowice, Polonia; 18 de mayo de 1920 – † Ciudad del Vaticano; 2 de abril de 2005), fue el 264º papa de la Iglesia católica y jefe de estado de la Ciudad del Vaticano de 1978 a 2005. Anteriormente, había sido Obispo auxiliar (desde 1958) y Arzobispo de Cracovia (desde 1962).[1] Fue el primer papa polaco en la historia, y uno de los pocos en los últimos siglos que no nacieron en Italia. Su pontificado de 26 años ha sido el tercero más largo en la historia de la Iglesia católica, después del de San Pedro (se cree que entre 34 y 37 años) y el de Pío IX (31 años).

Juan Pablo II ha sido aclamado como uno de los líderes más influyentes del siglo XX. Jugó un papel decisivo para poner fin al comunismo en su Polonia natal y, finalmente, a todos los de Europa, así como para la mejora significativa de las relaciones de la Iglesia católica con el judaísmo, el islam, la Iglesia ortodoxa oriental, y la Comunión Anglicana.

De entre los hechos más notorios de su pontificado destaca el intento de asesinato que sufrió el 13 de mayo de 1981, mientras saludaba a los fieles en la Plaza de San Pedro, a manos de Mehmet Ali Agca, quien le disparó a escasa distancia desde la multitud. Tiempo después el terrorista fue perdonado públicamente por el pontífice en persona.

Se le recuerda especialmente por ser uno de los principales símbolos del anticomunismo y por su lucha contra la expansión del marxismo por lugares como Iberoamérica, donde combatió enérgicamente al movimiento conocido como la teología de la liberación, con la ayuda de su mano derecha, a la postre sucesor, Joseph Ratzinger.

Fue uno de los líderes mundiales más viajeros de la historia, visitando 129 países durante su pontificado, hablando además los idiomas siguientes: italiano, francés, alemán, inglés, español, portugués, ucraniano, ruso, croata, el esperanto, griego antiguo y latín, así como su natal polaco. Como parte de su especial énfasis en la llamada universal a la santidad, beatificó a 1.340 personas y canonizó a 483 santos, más que la cifra combinada de sus predecesores en los últimos cinco siglos. El 19 de diciembre de 2009, Juan Pablo II fue proclamado Venerable por su sucesor papal, el papa Benedicto XVI, por quien será también beatificado el 1 de mayo de 2011.

SANTA FAUSTINA KOWALSKA

Veintisiete años después de la muerte de Sor Faustina comenzó el proceso de canonización. Fueron presentados a consideración dos casos de sanaciones milagrosas. El primero fue en Massachusetts a la Sra. Maureen Digan y el siguiente milagro fue la sanación de una condición congénita del corazón del Padre Pytel en el día del aniversario de la muerte de Sor Faustina en octubre 5 de 1995.

El 18 de abril de 1993, día de la Fiesta de la Divina Misericordia, (Segundo Domingo de Pascua, Octava de Pascua), Juan Pablo II elevó a Sor Faustina al nivel de Beata frente a una multitud de devotos de la Divina Misericordia en la plaza de San Pedro en Roma.

Años después la beata Faustina fue canonizada el 30 de abril de 2000, también segundo domingo de Pascua, Octava de Pascua de Resurrección, que desde ese mismo día es también Domingo de la Divina Misericordia. El Santo Padre presidió la ceremonia de canonización ante una gran multitud de peregrinos de la Divina Misericordia. Santa Faustina posee el honor de ser la primera Santa canonizada en el siglo XXI y del segundo milenio.

DOMINGO DE LA DIVINA MISERICORDIA Y SUS EMBAJADORES





Se utiliza un rosario común de cinco decenas.
1. Comenzar con un Padre Nuestro, Avemaría, y Credo.
2. Al comenzar cada decena (cuentas grandes del Padre Nuestro) decir:

"Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo,
la Sangre, el Alma y la Divinidad
de Tu Amadísimo Hijo,
Nuestro Señor Jesucristo,
para el perdón de nuestros
pecados y los del mundo entero."

3. En las cuentas pequeñas del Ave María:
"Por Su dolorosa Pasión,
ten misericordia de nosotros
y del mundo entero."

4. Al finalizar las cinco decenas de la coronilla se repite tres
veces:
"Santo Dios, Santo Fuerte,
Santo Inmortal, ten piedad de
nosotros y del mundo entero."

Según el diario de Santa María Faustina Kowalska
"Alienta a las personas a decir la Coronilla que te he dado... Quien la recite recibirá gran misericordia a la hora de la muerte. Los sacerdotes la recomendaran a los pecadores como su último refugio de salvación. Aun si el pecador mas empedernido hubiese recitado esta Coronilla al menos una vez, recibirá la gracia de Mi infinita Misericordia. Deseo conceder gracias inimaginables a aquellos que confían en Mi Misericordia."
"Escribe que cuando digan esta Coronilla en presencia del moribundo, Yo me pondré entre mi Padre y el, no como Justo Juez sino como Misericordioso Salvador."

El Padre Jorge Tovar, una RESPUESTA a la crisis en La Dorada



El Padre Jorge Alberto Tovar es un joven sacerdote que está al frente de la dirección del PDP, y desde allí con su equipo de colaboradores ha gestionado actividades muy concretas para acompañar y atender a los dagnificados por el invierno en nuestro municipio de La Dorada. Su liderazgo ha permitido que 117 millones de pesos lleguen VERDADERAMENTE a los que han sufrido por el invierno.

El Padre nos permitió conocer esta información:
El Río alcanzó niveles de 7.30 metros cuando el máximo previsto era de 6.30mts (que ya representaba inundaciones en las zonas en que tradicionalmente el río se desborda)
· Hay 3.880 familias damnificadas
· 3.000 personas se encuentran en albergues
· 15.000 personas afectadas
· 200 viviendas destruidas por el río
· 700 voluntarios trabajan para atender la emergencia

Tenemos que resaltar que la solidaridad de los mismos habitantes de La Dorada y Puerto Salgar ha sido admirable. Son muchos los que se han vinculado como voluntarios a los cuerpos de socorro y que han llevado sus ayudas. Sin esto sería inmanejable la situación.

El Comité de Prevención y Atención, al igual que el Puesto de Mando Unificado han logrado realizar una coordinación muy efectiva que ha permitido centrar las ayudas y distribuir de manera organizada. Los albergues funcionan muy bien y están siendo atendidos por médicos, sicólogos, recreacionistas y nutricionistas que apoyan la alimentación.

En este momento se están preparando el censo y los reportes que pide Colombia Humanitaria para acceder a estos recursos. Hasta ahora la emergencia ha sido atendido por La Alcaldía en la mayor parte, por la Cruz Roja, Defensa Civil y Bomberos, algo de la Gobernación, la empresa privada, los mismos habitantes de La Dorada y el PDP.

Nosotros desde el PDP hemos hecho gestiones y entregado ayudas por 117 millones.

Después de unos días difíciles en nuestro territorio, el Río se empieza a alejar de las calles. En su retirada empieza a dejar ver las 200 viviendas que como las de la foto han quedado destruidas o inhabitables.

Nosotros seguimos haciendo apoyo sicosocial, lúdico, logístico; y entregando las ayudas en coordinación con el Clopad.

Padre Jorge, damos gracias a Dios por hacer de su ministerio sacerdotal un claro ejemplo de servicio desinteresado por los más necesitados y por dar ejemplo a otros sacerdotes.

miércoles, 20 de abril de 2011

ESPECIAL DE SEMANA SANTA

LA EMBAJADORA DE LA DIVINA MISERICORDIA


MARÍA FAUSTINA KOWALSKA
1905-1938


Sor María Faustina, apóstol de la Divina Misericordia, forma parte del círculo de santos de la Iglesia más conocidos. A través de ella el Señor Jesús transmite al mundo el gran mensaje de la Divina Misericordia y presenta el modelo de la perfección cristiana basada sobre la confianza en Dios y la actitud de caridad hacia el prójimo.

Nació el 25 de agosto de 1905 como la tercera hija entre diez hermanos en la familia de Mariana y Estanislao Kowalski, campesinos de la aldea de Głogowiec. En el santo bautizo, celebrado en la iglesia parroquial de Świnice Warckie, se le impuso el nombre de Elena. Desde pequeña se destacó por el amor a la oración, la laboriosidad, la obediencia y una gran sensibilidad ante la pobreza humana. A los 9 años recibió la Primera Comunión. La vivió muy profundamente, consciente de la presencia del Huésped Divino en su alma. Su educación escolar duró apenas tres años. Al cumplir 16 años abandonó la casa familiar para, trabajando de empleada doméstica en casas de familias acomodadas de Aleksandrów, Łódź y Ostrówek, mantenerse a sí misma y ayudar a los padres.

Ya desde los 7 años sentía en su alma la llamada a la vida religiosa, pero ante la negativa de los padres para su entrada en el convento, intentó apagar dentro de sí la voz de la vocación divina. Sin embargo, apresurada por la visión de Cristo sufriente fue a Varsovia y allí, el 1 de agosto de 1925 entró en la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia donde, como sor María Faustina, vivió trece años. Trabajó en distintas casas de la Congregación. Pasó los períodos más largos en Cracovia, Płock y Vilna cumpliendo los deberes de cocinera, jardinera y portera.

Para quien la observara desde fuera nada hubiera delatado su singular intensa vida mística. Cumplía sus deberes con fervor, observaba fielmente todas las reglas del convento, era recogida y callada, pero a la vez natural, llena de amor benévolo y desinteresado al prójimo. Su vida, aparentemente ordinaria, monótona y gris, se caracterizó por la extraordinaria profundidad de su unión con Dios.

Su espiritualidad se basa en el misterio de la Divina Misericordia, que ella meditaba en la Palabra de Dios y contemplaba en lo cotidiano de su vida. El conocimiento y la contemplación del misterio de la Divina Misericordia desarrollaban en ella una actitud de confianza de niño hacia Dios y la caridad hacia el prójimo. Oh Jesús mío —escribió— cada uno de tus santos refleja en sí una de tus virtudes, yo deseo reflejar tu Corazón compasivo y lleno de misericordia, deseo glorificarlo. Que tu misericordia, oh Jesús, quede impresa sobre mi corazón y mi alma como un sello y éste será mi signo distintivo en esta vida y en la otra. (Diario 1242). Sor Faustina era una fiel hija de la Iglesia a la que amaba como a Madre y como el Cuerpo Místico de Jesucristo. Consciente de su papel en la Iglesia, colaboró con la Divina Misericordia en la obra de salvar a las almas perdidas. Con este propósito se ofreció como víctima cumpliendo el deseo del Señor Jesús y siguiendo su ejemplo. Su vida espiritual se caracterizó por el amor a la Eucaristía y por una profunda devoción a la Madre de la Divina Misericordia.

Los años de su vida en el convento abundaron en gracias extraordinarias: revelaciones, visiones, estigmas ocultos, la participación en la Pasión del Señor, el don de bilocación, los dones de leer en las almas humanas, de profecía y de desposorios místicos. Un contacto vivo con Dios, con la Santísima Madre, con ángeles, santos y almas del purgatorio: todo el mundo extraordinario no era para ella menos real que el mundo que percibía a través de los sentidos. Colmada de tantas gracias extraordinarias sabía, sin embargo, que no son éstas las que determinan la santidad. En el Diario escribió:Ni gracias, ni revelaciones, ni éxtasis, ni ningún otro don concedido al alma la hace perfecta, sino la comunión interior de mi alma con Dios. Estos dones son solamente un adorno del alma, pero no constituyen ni la sustancia ni la perfección. Mi santidad y perfección consisten en una estrecha unión de mi voluntad con la voluntad de Dios (Diario 1107).

El Señor Jesús escogió a sor Faustina por secretaria y apóstolde su misericordia para, a través de ella, transmitir al mundo sugran mensaje. En el Antiguo Testamento —le dijo— enviaba alos profetas con truenos a mi pueblo. Hoy te envío a ti a todala humanidad con mi misericordia. No quiero castigar a la humanidad doliente, sino que deseo sanarla, abrazarla con mi Corazón misericordioso (Diario 1588).

La misión de sor Faustina consiste en 3 tareas:

– Acercar y proclamar al mundo la verdad revelada en la Sagrada Escritura sobre el amor misericordioso de Dios a cada persona.

– Alcanzar la misericordia de Dios para el mundo entero, y especialmente para los pecadores, por ejemplo a través de la práctica de las nuevas formas de culto a la Divina Misericordia, presentadas por el Señor Jesús: la imagen de la Divina Misericordia con la inscripción: Jesús, en ti confío, la fiesta de la Divina Misericordia, el primer domingo después de la Pascua de Resurrección, la coronilla a la Divina Misericordia y la oración a la hora de la Misericordia (las tres de la tarde). A estas formas de la devoción y a la propagación del culto a la Divina Misericordia el Señor Jesús vinculó grandes promesas bajo la condición de confiar en Dios y practicar el amor activo hacia el prójimo.

– La tercera tarea es inspirar un movimiento apostólico de la Divina Misericordia que ha de proclamar y alcanzar la misericordia de Dios para el mundo y aspirar a la perfección cristiana siguiendo el camino trazado por la beata sor María Faustina. Este camino es la actitud de confianza de niño hacia Dios que se expresa en cumplir su voluntad y la postura de caridad hacia el prójimo. Actualmente este movimiento dentro de la Iglesia abarca a millones de personas en el mundo entero: congregaciones religiosas, institutos laicos, sacerdotes, hermandades, asociaciones, distintas comunidades de apóstoles de la Divina Misericordia y personas no congregadas que se comprometen a cumplir las tareas que el Señor Jesús transmitió por sor María Faustina.

Sor María Faustina manifestó su misión en el Diario que escribió por mandato del Señor Jesús y de los confesores. Registró en él con fidelidad todo lo que Jesús le pidió y describió todos los encuentros de su alma con Él. Secretaria de mi más profundo misterio —dijo el Señor Jesús a sor María Faustina— tu misión es la de escribir todo lo que te hago conocer sobre mi misericordia para el provecho de aquellos que leyendo estos escritos, encontrarán en sus almas consuelo y adquirirán valor para acercarse a mí (Diario 1693). Esta obra acerca de modo extraordinario el misterio de la misericordia Divina. Atrae no solamente a la gente sencilla sino también a científicos que descubren en ella un frente más para sus investigaciones. El Diario ha sido traducido a muchos idiomas,por citar algunos: inglés, alemán, italiano, español, francés, portugués, árabe, ruso, húngaro, checo y eslovaco.

Sor María Faustina extenuada físicamente por la enfermedad y los sufrimientos que ofrecía como sacrificio voluntario por los pecadores, plenamente adulta de espíritu y unida místicamente con Dios murió en Cracovia el 5 de octubre de 1938, con apenas 33 años. La fama de la santidad de su vida iba creciendo junto con la propagación de la devoción a la Divina Misericordia y a medida de las gracias alcanzadas por su intercesión. Entre los años 1965-67 en Cracovia fue llevado a cabo el proceso informativo sobre su vida y sus virtudes y en 1968 se abrió en Roma el proceso de beatificación, concluido en diciembre de 1992. El 18 de abril de 1993, en la Plaza de San Pedro de Roma, el Santo Padre Juan Pablo II beatificó a Sor María Faustina. Sus reliquias yacen en el santuario de la Divina Misericordia de Cracovia-Łagiewniki.
CONSAGRACIÓN
DEL SANTUARIO DE LA MISERICORDIA DIVINA
HOMILÍA DE JUAN PABLO II


Santuario de la Misericordia Divina, Cracovia
Sábado 17 de agosto de 2002


"Oh inconcebible e insondable misericordia de Dios, ¿quién te puede adorar y exaltar de modo digno? Oh sumo atributo de Dios omnipotente, tú eres la dulce esperanza de los pecadores" (Diario, 951, ed. it. 2001, p. 341).

Amadísimos hermanos y hermanas:
1. Repito hoy estas sencillas y sinceras palabras de santa Faustina, para adorar juntamente con ella y con todos vosotros el misterio inconcebible e insondable de la misericordia de Dios. Como ella, queremos profesar que, fuera de la misericordia de Dios, no existe otra fuente de esperanza para el hombre. Deseamos repetir con fe: Jesús, confío en ti.

De este anuncio, que expresa la confianza en el amor omnipotente de Dios, tenemos particularmente necesidad en nuestro tiempo, en el que el hombre se siente perdido ante las múltiples manifestaciones del mal. Es preciso que la invocación de la misericordia de Dios brote de lo más íntimo de los corazones llenos de sufrimiento, de temor e incertidumbre, pero, al mismo tiempo, en busca de una fuente infalible de esperanza. Por eso, venimos hoy aquí, al santuario de Lagiewniki, para redescubrir en Cristo el rostro del Padre: de aquel que es "Padre misericordioso y Dios de toda consolación" (2 Co 1, 3). Con los ojos del alma deseamos contemplar los ojos de Jesús misericordioso, para descubrir en la profundidad de esta mirada el reflejo de su vida, así como la luz de la gracia que hemos recibido ya tantas veces, y que Dios nos reserva para todos los días y para el último día.

2. Estamos a punto de dedicar este nuevo templo a la Misericordia de Dios. Antes de este acto, quiero dar las gracias de corazón a los que han contribuido a su construcción. Doy las gracias de modo especial al cardenal Franciszek Macharski, que ha trabajado tanto por esta iniciativa, manifestando su devoción a la Misericordia divina. Abrazo con afecto a las Religiosas de la Bienaventurada Virgen María de la Misericordia y les agradezco su obra de difusión del mensaje legado por santa Faustina. Saludo a los cardenales y a los obispos de Polonia, encabezados por el cardenal primado, así como a los obispos procedentes de diversas partes del mundo. Me alegra la presencia de los sacerdotes diocesanos y religiosos, así como de los seminaristas.

Saludo de corazón a todos los que participan en esta celebración y, de modo particular, a los representantes de la Fundación del santuario de la Misericordia Divina, que se ocupó de su construcción, y a los obreros de las diversas empresas. Sé que muchos de los aquí presentes han sostenido materialmente con generosidad esta construcción. Pido a Dios que recompense su magnanimidad y su compromiso con su bendición.

3. Hermanos y hermanas, mientras dedicamos esta nueva iglesia, podemos hacernos la pregunta que afligía al rey Salomón cuando estaba consagrando como morada de Dios el templo de Jerusalén: "¿Es que verdaderamente habitará Dios con los hombres sobre la tierra? Si los cielos y los cielos de los cielos no pueden contenerte, ¡cuánto menos esta casa que yo te he construido!" (1 R 8, 27). Sí, a primera vista, vincular determinados "espacios" a la presencia de Dios podría parecer inoportuno. Sin embargo, es preciso recordar que el tiempo y el espacio pertenecen totalmente a Dios. Aunque el tiempo y todo el mundo pueden considerarse su "templo", existen tiempos y lugares que Dios elige para que en ellos los hombres experimenten de modo especial su presencia y su gracia. Y la gente, impulsada por el sentido de la fe, acude a estos lugares, segura de ponerse verdaderamente delante de Dios, presente en ellos.

Con este mismo espíritu de fe he venido a Lagiewniki, para dedicar este nuevo templo, convencido de que es un lugar especial elegido por Dios para derramar la gracia de su misericordia. Oro para que esta iglesia sea siempre un lugar de anuncio del mensaje sobre el amor misericordioso de Dios; un lugar de conversión y de penitencia; un lugar de celebración de la Eucaristía, fuente de la misericordia; un lugar de oración y de imploración asidua de la misericordia para nosotros y para el mundo. Oro con las palabras de Salomón: "Atiende a la plegaria de tu siervo y a su petición, Señor Dios mío, y escucha el clamor y la plegaria que tu siervo hace hoy en tu presencia, que tus ojos estén abiertos día y noche sobre esta casa. (...) Oye, pues, la plegaria de tu siervo y de tu pueblo Israel cuando oren en este lugar. Escucha tú desde el lugar de tu morada, desde el cielo, escucha y perdona" (1 R 8, 28-30).

4. "Pero llega la hora, ya está aquí, en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en Espíritu y en verdad, porque el Padre desea que le den culto así" (Jn 4, 23). Cuando leemos estas palabras de nuestro Señor Jesucristo en el santuario de la Misericordia Divina, nos damos cuenta de modo muy particular de que no podemos presentarnos aquí si no es en Espíritu y en verdad. Es el Espíritu Santo, Consolador y Espíritu de verdad, quien nos conduce por los caminos de la Misericordia divina. Él, convenciendo al mundo "en lo referente al pecado, en lo referente a la justicia y en lo referente al juicio" (Jn 16, 8), al mismo tiempo revela la plenitud de la salvación en Cristo. Este convencer en lo referente al pecado tiene lugar en una doble relación con la cruz de Cristo. Por una parte, el Espíritu Santo nos permite reconocer, mediante la cruz de Cristo, el pecado, todo pecado, en toda la dimensión del mal, que encierra y esconde en sí. Por otra, el Espíritu Santo nos permite ver, siempre mediante la cruz de Cristo, el pecado a la luz del "mysterium pietatis", es decir, del amor misericordioso e indulgente de Dios (cf. Dominum et vivificantem, 32).

Y así, el "convencer en lo referente al pecado", se transforma al mismo tiempo en un convencer de que el pecado puede ser perdonado y el hombre puede corresponder de nuevo a la dignidad de hijo predilecto de Dios. En efecto, la cruz "es la inclinación más profunda de la Divinidad hacia el hombre (...). La cruz es como un toque del amor eterno sobre las heridas más dolorosas de la existencia terrena del hombre" (Dives in misericordia, 8). La piedra angular de este santuario, tomada del monte Calvario, en cierto modo de la base de la cruz en la que Jesucristo venció el pecado y la muerte, recordará siempre esta verdad.

Creo firmemente que en este nuevo templo las personas se presentarán siempre ante Dios en Espíritu y en verdad. Vendrán con la confianza que asiste a cuantos abren humildemente su corazón a la acción misericordiosa de Dios, al amor que ni siquiera el pecado más grande puede derrotar. Aquí, en el fuego del amor divino, los corazones arderán anhelando la conversión, y todo el que busque la esperanza encontrará alivio.

5. "Padre eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el alma y la divinidad de tu amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, por los pecados nuestros y del mundo entero; por su dolorosa pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero" (Diario, 476, ed. it., p. 193). De nosotros y del mundo entero... ¡Cuánta necesidad de la misericordia de Dios tiene el mundo de hoy! En todos los continentes, desde lo más profundo del sufrimiento humano parece elevarse la invocación de la misericordia. Donde reinan el odio y la sed de venganza, donde la guerra causa el dolor y la muerte de los inocentes se necesita la gracia de la misericordia para calmar las mentes y los corazones, y hacer que brote la paz. Donde no se respeta la vida y la dignidad del hombre se necesita el amor misericordioso de Dios, a cuya luz se manifiesta el inexpresable valor de todo ser humano. Se necesita la misericordia para hacer que toda injusticia en el mundo termine en el resplandor de la verdad.

Por eso hoy, en este santuario, quiero consagrar solemnemente el mundo a la Misericordia divina. Lo hago con el deseo ardiente de que el mensaje del amor misericordioso de Dios, proclamado aquí a través de santa Faustina, llegue a todos los habitantes de la tierra y llene su corazón de esperanza. Que este mensaje se difunda desde este lugar a toda nuestra amada patria y al mundo. Ojalá se cumpla la firme promesa del Señor Jesús: de aquí debe salir "la chispa que preparará al mundo para su última venida" (cf. Diario, 1732, ed. it., p. 568). Es preciso encender esta chispa de la gracia de Dios. Es preciso transmitir al mundo este fuego de la misericordia. En la misericordia de Dios el mundo encontrará la paz, y el hombre, la felicidad. Os encomiendo esta tarea a vosotros, amadísimos hermanos y hermanas, a la Iglesia que está en Cracovia y en Polonia, y a todos los devotos de la Misericordia divina que vengan de Polonia y del mundo entero. ¡Sed testigos de la misericordia!

6. Dios, Padre misericordioso, que has revelado tu amor en tu Hijo Jesucristo y lo has derramado sobre nosotros en el Espíritu Santo, Consolador, te encomendamos hoy el destino del mundo y de todo hombre.

Inclínate hacia nosotros, pecadores; sana nuestra debilidad; derrota todo mal; haz que todos los habitantes de la tierra experimenten tu misericordia, para que en ti, Dios uno y trino, encuentren siempre la fuente de la esperanza.

Padre eterno, por la dolorosa pasión y resurrección de tu Hijo, ten misericordia de nosotros y del mundo entero. Amén.

JUAN PABLO II Y LA DIVINA MISERICORDIA



DISCURSO DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II DURANTE LA VISITA AL SANTUARIO DE LA DIVINA MISERICORDIA


Cracovia, sábado 7 de junio de 1997

1. «Misericordias Domini in aeternum cantabo» (Sal 88, 2). Vengo a este santuario como peregrino para unirme al canto ininterrumpido en honor de la divina Misericordia. Lo había entonado el Salmista del Señor, expresando lo que todas las generaciones conservan y conservarán como fruto preciosísimo de la fe. Nada necesita el hombre como la divina Misericordia: ese amor que quiere bien, que compadece, que eleva al hombre, por encima de su debilidad, hacia las infinitas alturas de la santidad de Dios.

En este lugar lo percibimos de modo particular. En efecto, aquí surgió el mensaje de la divina Misericordia que Cristo mismo quiso transmitir a nuestra generación por medio de la beata Faustina. Y se trata de un mensaje claro e inteligible para todos. Cada uno puede venir acá, contemplar este cuadro de Jesús misericordioso, su Corazón que irradia gracias, y escuchar en lo más íntimo de su alma lo que oyó la beata. «No tengas miedo de nada. Yo estoy siempre contigo» (Diario, cap. II). Y, si responde con sinceridad de corazón: «¡Jesús, confío en ti!», encontrará consuelo en todas sus angustias y en todos sus temores. En este diálogo de abandono se establece entre el hombre y Cristo un vínculo particular, que genera amor. Y «en el amor no hay temor —escribe san Juan—; sino que el amor perfecto expulsa el temor» (1Jn 4, 18).

La Iglesia recoge el mensaje de la Misericordia para llevar con más eficacia a la generación de este fin de milenio y a las futuras la luz de la esperanza. Pide incesantemente a Dios misericordia para todos los hombres. «En ningún momento y en ningún período histórico —especialmente en una época tan crítica como la nuestra— la Iglesia puede olvidar la oración, que es un grito a la misericordia de Dios ante las múltiples formas de mal que pesan sobre la humanidad y la amenazan. (...) La conciencia humana cuanto más pierde el sentido del significado mismo de la palabra “misericordia”, sucumbiendo a la secularización; cuanto más se distancia del misterio de la misericordia, alejándose de Dios, tanto más la Iglesia tiene el derecho y el deber de recurrir al Dios de la misericordia “con poderosos clamores”» (Dives in misericordia, 15).

Precisamente por esto, en el itinerario de mi peregrinación he incluido también este santuario. Vengo acá para encomendar todas las preocupaciones de la Iglesia y de la humanidad a Cristo misericordioso. En el umbral del tercer milenio, vengo para encomendarle una vez más mi ministerio petrino: «¡Jesús, confío en ti!».

Siempre he apreciado y sentido cercano el mensaje de la divina Misericordia. Es como si la historia lo hubiera inscrito en la trágica experiencia de la segunda guerra mundial. En esos años difíciles fue un apoyo particular y una fuente inagotable de esperanza, no sólo para los habitantes de Cracovia, sino también para la nación entera. Ésta ha sido también mi experiencia personal, que he llevado conmigo a la Sede de Pedro y que, en cierto sentido, forma la imagen de este pontificado. Doy gracias a la divina Providencia porque me ha concedido contribuir personalmente al cumplimiento de la voluntad de Cristo, mediante la institución de la fiesta de la divina Misericordia. Aquí, ante las reliquias de la beata Faustina Kowalska, doy gracias también por el don de su beatificación. Pido incesantemente a Dios que tenga «misericordia de nosotros y del mundo entero».

2. «Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia » (Mt 5, 7).

Queridas religiosas, tenéis una vocación extraordinaria. Al elegir de entre vosotras a la beata Faustina, Cristo confió a vuestra congregación la custodia de este lugar y, al mismo tiempo, os ha llamado a un apostolado particular: el de su Misericordia. Os pido: cumplid ese encargo. El hombre de hoy tiene necesidad de vuestro anuncio de la misericordia; tiene necesidad de vuestras obras de misericordia y tiene necesidad de vuestra oración para alcanzar misericordia. No descuidéis ninguna de estas dimensiones del apostolado.

Hacedlo en unión con el arzobispo de Cracovia, quien tanto valora la devoción a la divina Misericordia, y con toda la comunidad de la Iglesia, que él preside. Que esta obra común dé frutos. Que la divina Misericordia transforme el corazón de los hombres. Que este santuario, conocido ya en muchas partes del mundo, se convierta en centro de un culto de la divina Misericordia que se irradie por toda la Iglesia.

Una vez más, os pido que oréis por las intenciones de la Iglesia y que me sostengáis en mi ministerio petrino. Sé que oráis continuamente por esa intención. Os lo agradezco de todo corazón. Todos lo necesitamos mucho: tertio millennio adveniente.

De corazón os bendigo a los presentes y a todos los devotos de la divina Misericordia.




MENSAJES DE JESUS Y MARIA




No podemos desconocer que la invitación a la CONVERSION es permanente, que el mundo necesita cristianos comprometidos y sacerdotes santos.




No podemos desconocer, además, que la multitud de nuestros pecados nos privan del amor de Dios.




No podemos desconocer que Dios nos invita de muchas formas a acercarnos más a Él, es por ello que sugiero esta página de una vidente de Jesús y María y leamos con atención lo que allí se nos dice. www.revelacionesmarianas.com/luz_de_maria.htm