CORONILLA A LA
DIVINA MISERICORDIA
Para empezar:
La señal de la cruz, Padrenuestro, Avemaría y Credo.
Luego:
Dios mío, ven en mi auxilio. Señor, date prisa en socorrerme.
En las cuentas del Rosario en las que se rezan los padrenuestros, se dice en su lugar:
Padre Eterno, yo te ofrezco el cuerpo y la sangre, el alma y la divinidad de nuestro Señor Jesucristo, en expiación de nuestros pecados y los del mundo entero.
Pasando las cuentas del Rosario en las que se rezan las Avemarías, se dice en su lugar:
Por su dolorosa pasión. Ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
Al final de la última decena se dice tres veces:
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal. Ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
Al finalizar se reza el acto de consagración a Jesús Misericordioso.
HISTORIA DE LA DEVOCIÓN
A LA DIVINA MISERICORDIA
Desde el año 1931 hasta 1938, nuestro Señor Jesucristo apareció repetidas veces a una religiosa: Faustina Kowalska, a la cual enseñó la Devoción a la Divina Misericordia, ordenándole que la propagase al mundo entero como última tabla de Salvación.
El Señor quiere que la humanidad, reconociendo su miseria y a la vez su culpa, se vuelva con humilde y profunda confianza a su infinita Misericordia, esperando de Él la propia salvación.
Acerca de la Misericordia Divina nos dice el Papa Juan Pablo II: La Iglesia tiene el derecho y el deber de profesar y proclamar la Misericordia de Dios, de introducirla y encarnarla en las vidas de todos y de invocar la Misericordia de Dios, implorándola para el mundo entero.
Santa Faustina Kowaslka a quien el Señor hizo la siguiente promesa:
El alma que se confiese y reciba la Santa Comunión el día de la fiesta de mi Misericordia, obtendrá el perdón total de sus culpas y de las penas.
Promesas de Jesús Misericordioso.
Dijo el Señor a Santa Faustina.
1. Pinta una imagen según lo que ves, con la inscripción: Jesús en ti confío.
2. Yo prometo que el alma que venere esta imagen no perecerá. También le prometo ya aquí en la tierra victoria sobre sus enemigos, pero especialmente a la hora de su muerte. Yo el Señor la defenderé como a mi propia gloria.
3. Cualquiera que haya expuesto en su casa, con devoción y amor Mi Divina Imagen, será preservado del castigo.
4. Los dos rayos de la imagen significan la sangre y el agua que brotaron de la profundidad de Mi Misericordia, estos rayos protegen a las almas de la ira de mi Padre.
5. Feliz el que vive bajo su sombra, porque la mano de la justicia de Dios nunca lo alcanzará.
6. A través de esta imagen concederé muchas gracias a la almas.
ACTO DE CONSAGRACIÓN
A JESÚS MISERICORDIOSO
Oh, Jesús Misericordioso, tu Bondad es infinita y los tesoros de tu gracia son inagotables. Me abandono a tu Misericordia que sobrepuja a todas tus obras. Me consagro enteramente a ti para vivir bajo los rayos de la Gracia y de tu Amor que brotaron de tu corazón traspasado en la Cruz. Quiero dar a conocer tu Misericordia por medio de las obras de misericordia corporales y espirituales, especialmente con los pecadores, consolando y asistiendo a los pobres, afligidos y enfermos. Mas, Tú me protegerás como cosa tuya, pues todo lo temo de mi debilidad y todo lo espero de tu misericordia. Que toda la humanidad comprenda el abismo insondable de Tu Misericordia, a fin de que poniendo toda su esperanza en ella, pueda alcanzarla por toda la eternidad. Amén.
DIVINA MISERICORDIA
Para empezar:
La señal de la cruz, Padrenuestro, Avemaría y Credo.
Luego:
Dios mío, ven en mi auxilio. Señor, date prisa en socorrerme.
En las cuentas del Rosario en las que se rezan los padrenuestros, se dice en su lugar:
Padre Eterno, yo te ofrezco el cuerpo y la sangre, el alma y la divinidad de nuestro Señor Jesucristo, en expiación de nuestros pecados y los del mundo entero.
Pasando las cuentas del Rosario en las que se rezan las Avemarías, se dice en su lugar:
Por su dolorosa pasión. Ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
Al final de la última decena se dice tres veces:
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal. Ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
Al finalizar se reza el acto de consagración a Jesús Misericordioso.
HISTORIA DE LA DEVOCIÓN
A LA DIVINA MISERICORDIA
Desde el año 1931 hasta 1938, nuestro Señor Jesucristo apareció repetidas veces a una religiosa: Faustina Kowalska, a la cual enseñó la Devoción a la Divina Misericordia, ordenándole que la propagase al mundo entero como última tabla de Salvación.
El Señor quiere que la humanidad, reconociendo su miseria y a la vez su culpa, se vuelva con humilde y profunda confianza a su infinita Misericordia, esperando de Él la propia salvación.
Acerca de la Misericordia Divina nos dice el Papa Juan Pablo II: La Iglesia tiene el derecho y el deber de profesar y proclamar la Misericordia de Dios, de introducirla y encarnarla en las vidas de todos y de invocar la Misericordia de Dios, implorándola para el mundo entero.
Santa Faustina Kowaslka a quien el Señor hizo la siguiente promesa:
El alma que se confiese y reciba la Santa Comunión el día de la fiesta de mi Misericordia, obtendrá el perdón total de sus culpas y de las penas.
Promesas de Jesús Misericordioso.
Dijo el Señor a Santa Faustina.
1. Pinta una imagen según lo que ves, con la inscripción: Jesús en ti confío.
2. Yo prometo que el alma que venere esta imagen no perecerá. También le prometo ya aquí en la tierra victoria sobre sus enemigos, pero especialmente a la hora de su muerte. Yo el Señor la defenderé como a mi propia gloria.
3. Cualquiera que haya expuesto en su casa, con devoción y amor Mi Divina Imagen, será preservado del castigo.
4. Los dos rayos de la imagen significan la sangre y el agua que brotaron de la profundidad de Mi Misericordia, estos rayos protegen a las almas de la ira de mi Padre.
5. Feliz el que vive bajo su sombra, porque la mano de la justicia de Dios nunca lo alcanzará.
6. A través de esta imagen concederé muchas gracias a la almas.
ACTO DE CONSAGRACIÓN
A JESÚS MISERICORDIOSO
Oh, Jesús Misericordioso, tu Bondad es infinita y los tesoros de tu gracia son inagotables. Me abandono a tu Misericordia que sobrepuja a todas tus obras. Me consagro enteramente a ti para vivir bajo los rayos de la Gracia y de tu Amor que brotaron de tu corazón traspasado en la Cruz. Quiero dar a conocer tu Misericordia por medio de las obras de misericordia corporales y espirituales, especialmente con los pecadores, consolando y asistiendo a los pobres, afligidos y enfermos. Mas, Tú me protegerás como cosa tuya, pues todo lo temo de mi debilidad y todo lo espero de tu misericordia. Que toda la humanidad comprenda el abismo insondable de Tu Misericordia, a fin de que poniendo toda su esperanza en ella, pueda alcanzarla por toda la eternidad. Amén.