martes, 17 de noviembre de 2009

CRISTO REY

En la Solemnidad de Cristo Rey
celebramos el Reinado de Cristo
a quien Dios ha puesto como Rey de vivos y muertos.

Esta celebración nos permite identificar claramente cuál es el reinado de Cristo y cómo se diferencia de aquellos que son llamados reyes por el mundo.

El reinado de Jesús es la antítesis de los reyes de este mundo, mientras ellos buscan honor, poder, riquezas y gloria, Jesús, a pesar de tener todo el poder que le corresponde por ser Dios, se identifica con la humildad del que confía y obedece “hasta la muerte”.

El reinado de Jesús lo recibe de Dios, su Padre, quien por amor a la humanidad concede a su Hijo un reinado perpetuo que nada, ni siquiera el poder del mal, podrá contra él. El poder soberano, justo y misericordioso de Jesús es eterno y no cesará.

Cristo Rey es Dios Salvador que con su resurrección venció la muerte y al Tentador y dio a los hombres la posibilidad de llegar a Dios y entrar en su Reino. Él, además de ser Rey, es también el Sumo Pontífice que une a los hombres con Dios, su Padre.

El reinado de Cristo debe ser aceptado de una manera voluntaria y libre. Cristo no se impone. Por tal motivo no podemos repetir lo que otros dicen. Afirmamos aquello que creemos por fe y vivimos en la cotidianidad de nuestra existencia: Cristo es mi Señor y mi Rey.

Cristo Rey nos invita a vivir su reinado entre nosotros, a hacer nuestra la causa del Reino de Dios instaurado en él y por él. Sólo existe una manera de vivir el Reino de Cristo: Mediante el servicio y la entrega al estilo de Jesús. No son el poder, las riquezas y la fuerza los que hacen de Cristo un Rey, es su servicio y entrega generosa por la humanidad entera que lo identifican como Rey Santo, Único y Verdadero.

Reinar con Cristo es vivir una vida digna de hijos de Dios, amando y sirviendo con generosidad, al estilo de Jesús, quien dijo de sí mismo: “No he venido a ser servido sino a servir y a dar la vida en rescate por todos”.

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