El Buen Pastor sale al encuentro de quien se deja amar, y una vez ha encontrado a quien le permita su amor, lo recibe entre sus brazos con un tierno “apretón” que le permite experimentar la intensidad de su amor.
El Sacerdote Buen Pastor respeta a sus ovejas, no las maltrata, ni las insulta; les dedica tiempo y las trata con ternura. El Buen Pastor no es un funcionario con espíritu servil, por el contrario, su vida responde a una noble vocación que lo hace Amigo de Jesús y servidor de sus hermanos.
El Buen Pastor no busca el dinero a toda costa, no trabaja para almacenar; el Buen Pastor entrega todo lo que tiene: Su Vida como mayor tesoro. Al Buen Pastor lo quieren sus fieles y cuando se encuentran con él lo saludan, lo escuchan, lo cuidan. Cuando no se reconoce en el Sacerdote al Buen Pastor se le hacen propuestas que no conducen a la santificación se sí mismo ni a la de los hermanos.
El Buen Pastor espera de nosotros los Sacerdotes que le sirvamos con santidad, no espera nada más.
El Sacerdote Buen Pastor respeta a sus ovejas, no las maltrata, ni las insulta; les dedica tiempo y las trata con ternura. El Buen Pastor no es un funcionario con espíritu servil, por el contrario, su vida responde a una noble vocación que lo hace Amigo de Jesús y servidor de sus hermanos.
El Buen Pastor no busca el dinero a toda costa, no trabaja para almacenar; el Buen Pastor entrega todo lo que tiene: Su Vida como mayor tesoro. Al Buen Pastor lo quieren sus fieles y cuando se encuentran con él lo saludan, lo escuchan, lo cuidan. Cuando no se reconoce en el Sacerdote al Buen Pastor se le hacen propuestas que no conducen a la santificación se sí mismo ni a la de los hermanos.
El Buen Pastor espera de nosotros los Sacerdotes que le sirvamos con santidad, no espera nada más.
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