Queridos Hermanos a quienes tengo el gusto pastoral de acompañarlos en su proceso de fe y crecimiento espiritual.
En el evangelio según San Marcos (3,13-14), leemos que Jesús "llamó a los que él quiso" para una misión específica"... para estar con El, y para enviarlos a predicar con poder". (Llamar, estar y enviar).
Acogiendo estas palabras del Señor y viviendo en el mundo, el cristiano en camino, es decir, cada uno de nosotros, aspira a la perfección de la caridad, tiene como objetivo esencial su propia santificación y busca la santificación de los demás. De allí, su triple vocación:
1) La búsqueda de una relación personal con Jesús Sacramentado presente en la Eucaristía, en particular, en la adoración del Santísimo mediante la oración bíblica.
2) La evangelización, como testigo de Jesucristo Muerto y Resucitado. Evangelización que trata de hacer a través de todos los medios a su alcance. La Iglesia es misionera por naturaleza. Todo somos Iglesia. Cada espacio, persona, acontecimiento han de convertirse en un valiosa oportunidad para la misión.
3) La transformación personal, cooperando en la construcción de una comunidad cristiana en la que cada uno aporta sus talentos y se siente integrado porque es reconocido, aceptado, escuchado, animado e interpelado. El cristiano se proyecta, se da a conocer.
Para el perfeccionamiento de esta vocación, que en último término es la santificación como participación de la santidad de Dios, el único santo, debemos los cristianos conducir nuestro hacer a Hacer las obras de Dios.
En nuestros esfuerzos apostólicos de santificación, no debemos primero tratar de hacer obras para Dios, sino más bien, debemos buscar hacer las obras de Dios. En todo debemos tratar de discernir la voluntad de Dios y esforzarnos para ponerla en práctica. En el Evangelio encontramos diferentes referencias a esta exigencia cristiana: San Juan 10,27 "Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen". San Juan 15,14 "Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando". San Lucas 9,23 "Entonces dijo a la multitud: "Si alguno de ustedes quiere ser mi seguidor, tiene que abandonar su manera egoísta de vivir, tomar su cruz cada día y seguirme".
En el evangelio según San Marcos (3,13-14), leemos que Jesús "llamó a los que él quiso" para una misión específica"... para estar con El, y para enviarlos a predicar con poder". (Llamar, estar y enviar).
Acogiendo estas palabras del Señor y viviendo en el mundo, el cristiano en camino, es decir, cada uno de nosotros, aspira a la perfección de la caridad, tiene como objetivo esencial su propia santificación y busca la santificación de los demás. De allí, su triple vocación:
1) La búsqueda de una relación personal con Jesús Sacramentado presente en la Eucaristía, en particular, en la adoración del Santísimo mediante la oración bíblica.
2) La evangelización, como testigo de Jesucristo Muerto y Resucitado. Evangelización que trata de hacer a través de todos los medios a su alcance. La Iglesia es misionera por naturaleza. Todo somos Iglesia. Cada espacio, persona, acontecimiento han de convertirse en un valiosa oportunidad para la misión.
3) La transformación personal, cooperando en la construcción de una comunidad cristiana en la que cada uno aporta sus talentos y se siente integrado porque es reconocido, aceptado, escuchado, animado e interpelado. El cristiano se proyecta, se da a conocer.
Para el perfeccionamiento de esta vocación, que en último término es la santificación como participación de la santidad de Dios, el único santo, debemos los cristianos conducir nuestro hacer a Hacer las obras de Dios.
En nuestros esfuerzos apostólicos de santificación, no debemos primero tratar de hacer obras para Dios, sino más bien, debemos buscar hacer las obras de Dios. En todo debemos tratar de discernir la voluntad de Dios y esforzarnos para ponerla en práctica. En el Evangelio encontramos diferentes referencias a esta exigencia cristiana: San Juan 10,27 "Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen". San Juan 15,14 "Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando". San Lucas 9,23 "Entonces dijo a la multitud: "Si alguno de ustedes quiere ser mi seguidor, tiene que abandonar su manera egoísta de vivir, tomar su cruz cada día y seguirme".
Veamos esta anécdota: Un día el Papa San Pío X reunido con varios cardenales les preguntó: "¿Cuál es la cosa más necesaria hoy día para la salvación de la sociedad?". Uno le contestó: "Fundar escuelas católicas". "No", dijo el Papa; "Aumentar el número de Iglesias", dijo otro. "Tampoco". "Activar el reclutamiento sacerdotal", opinó otro. "Tampoco eso es", replicó San Pío X. "Lo más necesario en la actualidad", dijo el Papa, "es que en cada parroquia haya un grupo de seglares que sean verdaderos apóstoles". Este apostolado se vive en lo cotidiano, en lo sencillo, en lo simple, con la familia, con los amigos, con todos aquellos que de alguna manera tienen contacto con nosotros. El apóstol es aquel hace lo que Jesús hizo y se convierte en servidor de los demás.
Necesidad de dirección espiritual.
Para nuestro crecimiento espiritual es de mucha importancia que tengamos todos de vez en cuando (preferiblemente una vez al mes) una dirección espiritual. Un proceso espiritual acompañado.
Sabemos que el Sacramento de la Reconciliación es muy importante, sin embargo se vale de la Dirección Espiritual para perfeccionar el alma, para acompañar el camino, para identificar logros y determinar necesidades en orden a lo espiritual.
El Director Espiritual o Acompañante Espiritual, es un hermano o hermana de la comunidad, una persona con quien se pueda dialogar más fácilmente y con esta persona, tratar de buscar un crecimiento mejor en su vida espiritual. A esta persona se va con el “alma desnuda”, con la capacidad de asumir, así sea con dolor, las consecuencias de nuestros actos. Se recomienda que nuestro Director Espiritual sea un sacerdote que también sea nuestro confesor.
Cuando se va al Director Espiritual se lleva un programa de vida, algo que pudiéramos llamar “Proyecto de Vida Espiritual”, en él se podrán identificar nuestras fortalezas, debilidades, oportunidades, logros, amenazas, en orden a lo espiritual.
En esta oportunidad tendremos el segundo encuentro y para ello te recomiendo que realices este proyecto de vida y juntos los podamos socializar; en nuestra reunión podremos, a la luz del Santo Espíritu, identificar lo que el Señor quiere para ti y los medios que él te ha puesto para que lo alcances.
Espero te prepares con oración y si alguno desea enviarme con anterioridad su proyecto de vida espiritual para estudiarlo y conocerlo antes del encuentro, sería muy oportuno. Mi correo es: padrediegoleon@hotmail.com
El Señor Jesús a quien amamos, te bendiga y te guarde.
Afectísimo en Cristo.
Padre DIEGO LEON RUIZ FRANCO
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