Domingo 7 de Agosto de 2011.
San Mateo en su Evangelio (14,22-23) nos cuenta que en la madrugada Jesús caminando sobre el agua llega a la barca donde están los discípulos llenos de temor, Pedro sale a su encuentro y naufraga. Este episodio, que tú puedes leer completo, nos da cuenta de algunos elementos propios de la vida del cristiano y de su relación con el Señor Jesucristo.
1. Una vez más queda claro que es Dios quien toma la iniciativa de acercarse al hombre, sólo resta que de parte del hombre haya disponibilidad para aceptar la presencia de Dios. Cuando Dios se acerca no lo hace con estrépito y alboroto, la presencia de Dios en nuestra vida se da en la discreción de nuestros acontecimientos cotidianos. A Dios no le gusta el protagonismo.
2. Cuando el hombre responde a la iniciativa de Dios que se acerca debe hacerlo confiadamente, no podemos dudar de lo que Dios, por amor, es capaz de hacer por nosotros y en nosotros. Pedro nos representa en la debilidad de nuestra fe, nos hundimos porque no confiamos.
3. Sin Cristo el cristiano no es capaz de mantenerse firme, necesitamos “estar pegados a su mano” para no hundirnos.
4. Todos en la vida tenemos y tendremos dificultades, de eso nada nos puede librar, pero también es cierto que una cosa es necesaria para no naufragar: No perder la confianza, no tener miedo, no perder el ánimo en medio de las dificultades; mirar hacia adelante, mirar a Cristo que viene a nuestro encuentro como lo hizo con Pedro, y no se hundió.
Ruega al Divino Espíritu para que estas palabras hagan eco en tu corazón. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario