miércoles, 2 de diciembre de 2009

Diciembre 22. Día Séptimo.
La Santidad Sacerdotal.

La santidad del sacerdote se expresa de múltiples formas: En el amor a Dios y al prójimo; en el diario desempeño de su oficio. Conservando el vínculo de la comunión sacerdotal; abundando en bienes espirituales y siendo para todos sus hermanos un vivo testimonio de Dios.

Mientras ora y ofrece el sacrificio de la Santa Misa, como es su deber, por los propios fieles y por todo el Pueblo de Dios, el sacerdote santo es consciente de lo que hace e imita lo que trae entre manos: A Cristo Vivo. Las preocupaciones apostólicas, los peligros y contratiempos, son para el sacerdote santo la posibilidad de ascender, por medio de estos dolores, a una más alta santidad, alimentando y fomentando su acción en la abundancia de la contemplación y de la oración perseverante.

Niño Jesús, te pedimos nos concedas sacerdotes santos a ejemplo del Santo Cura de Ars, su patrono, para que comprendan diariamente que el Sacerdote Santo es el mayor tesoro que la bondad de Dios puede conceder a la Iglesia Universal. Amén.

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