El encuentro de Jesús con Bartimeo nos permite descubrir el proceso del que quiere vivir la experiencia del Señor Resucitado:
1. Escucha a Jesús: “Al oír que era Jesús empezó a gritar”.
2. Invoca a Jesús como Mesías salvador: “Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí”.
3. Deja todo lo que posee y se acerca a Él: “Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús”.
El cristiano tiene el compromiso de renovar constantemente su determinación por seguir a Jesús y hacer de Él su Señor y Salvador, pues el mundo con sus múltiples ofrecimientos no pierde oportunidades para hacer que el ideal cristiano no trascienda y penetre la realidad y sus circunstancias.
Hoy el Señor nos invita a escucharlo, son muchos los medios que Él utiliza para darnos a conocer su deseo y voluntad: lo hace a través de su Palabra, de la enseñanza de la Iglesia, de la correcta interpretación de los signos de los tiempos, de nuestras experiencias de oración, entre otras.
Escuchar y conocer a Jesús es saber qué puede realizar Él por nosotros; muy bien lo expresa el ciego, pide al Señor lo que el Mesías, el Cristo, Dios, le puede ofrecer: La liberación. Jesús está entre nosotros como Dios y Hombre verdadero que puede transformar nuestra vida ayudándonos en el proceso de liberación de las estructuras de pecado que nos impiden vivir como hijos de Dios y ser felices.
Quien tiene a Jesús es su vida es capaz de dejarlo todo por Él, porque sabe que el Señor “no quita nada, en cambio lo da todo”. La experiencia del discípulo se fundamenta en la entrega y disponibilidad, en el ofrecimiento que se hace a Dios de la propia vida, en el abandono de quien todo lo espera de Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario