lunes, 3 de agosto de 2009

JUSTICIA SOCIAL

Palabra de Dios y Compromiso Social.

Muchas personas creen que la experiencia religiosa es ajena a la vida cotidiana y al compromiso que todos debemos asumir con lo social. Juan Bautista y Jesús de Nazareth, el Señor, sin necesidad de ser políticos partidistas, predicaron una religión capaz de transformar la vida social de las comunidades; pues la Palabra de Dios debe transformar todos los ambientes que tienen que ver con la calidad de vida de los humanos.

No hay derecho a reducir la fe cristiana a un asunto de pura conversión personal, olvidando que la Palabra de Dios y la Doctrina Social de la Iglesia reclaman más justicia y respeto incondicional a los Derechos Humanos y al Desarrollo Social de las comunidades.

Trabajar por la igualdad, por el desarrollo sostenible, por la defensa de los Derechos Humanos, por el principio de igualdad entre los hombres acarrea, sin duda, persecución y malestar de quienes ostentando el poder quieren hacerse ricos a causa de la explotación del pobre y de aquellos que no han contado con posibilidades y oportunidades para su desarrollo. Jesús previo esto y llamó dichosos a los perseguidos: Dichosos los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. (Mateo 5, 10). Otros textos que respaldan lo dicho por Jesús: “Los que quieran vivir como cristianos sufrirán persecuciones”. (2 Timoteo 3,12). “Mirad que yo os envío como ovejas en medio de lobos”. (Mateo 10,16) “Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros”. (Juan 15,20)

Es frecuente encontrar en la Palabra de Dios relatos de perseguidos por causa de la justicia o por fidelidad a la causa de Dios. Es especialmente sugerente contemplar el compromiso de los buenos profetas denunciando injusticias y reclamando derechos para los más hundidos de la sociedad a costa de sufrir ellos una retahíla de afrentas y humillaciones. Los justos son valorados algunas veces, pero otras se les tacha de incómodos e indeseables porque su sola presencia testimonial es ya un reproche insoportable… (Sabiduría 2,12-15). Jeremías, por ejemplo, recibió esta amenaza: “No profetices en nombre del Señor si no quieres morir a nuestras manos” (Jeremías 12,6). Y él, agobiado por la persecución, ora: “Señor, acuérdate de mí, mira que soporto injurias por tu causa” (Jeremías 15,15).

Con esta ilustración y soporte bíblico, sería muy interesante para ti que te preguntaras acerca de tu compromiso social a partir de tu experiencia de fe, pues no basta con decir “yo creo” cuando hay tantos hermanos nuestros muriendo de hambre, sed y desamor en frente de nuestra mirada, a veces, tolerante de estas experiencias tan lamentables.

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